
15 Ene Cómo sujetar correctamente la copa de vino
A primera vista puede parecer que la correcta sujeción de una copa de vino no tiene importancia. En eventos, cocktails, cenas de empresa o situaciones que requieren cierto protocolo suele beberse vino, y sujetar la copa de manera correcta otorga elegancia y clase, además de dejar a la vista si eres un entendido en vinos o no. Así pues, ¿cuál es la mejor manera de sujetar la copa?
Para entender el porqué de la sujeción correcta tenemos que saber que las copas de vino están diseñadas para estimular y acrecentar el sabor y la fragancia del vino que vamos a tomar. Las copas están formadas por tres partes: el cáliz (parte superior, donde se vierte el líquido), la base y el tallo (que conecta el cáliz con la base). Hay diferentes tipos de copa según el vino, pero en general, una copa de tallo largo y cáliz aglobado es suficiente. En excepción, los vinos espumosos necesitan una copa más aflautada para que las burbujas puedan subir y el receptor tenga una experiencia visual y olfativa completa.
Si sujetamos la copa por el cáliz, lo único que vamos a conseguir es que el vino se caliente porque transmitiremos nuestro calor corporal al cristal. Teniendo en cuenta que para apreciar bien un vino hay que tomarlo a su temperatura óptima, esta opción no es recomendable. Además, la copa va a ensuciarse por el contacto de nuestros dedos, por lo cual no se va a distinguir bien el contenido de ésta. Por otro lado, desde el punto de vista estético, no está muy bien visto tomar la copa por el cáliz. La única copa que puede sujetarse por el cáliz es la de brandy o coñac, que se cubre con la mano para mantener las características del líquido.
La forma correcta de sostener la copa es por el tallo con las yemas de los dedos. De este modo no alteramos la temperatura del vino ni, por ende, su aroma y sabor. Además, no ensuciamos la copa, que se ve transparente y limpia, de manera que puede apreciarse su contenido correctamente. Esta sujeción proporciona un mayor equilibrio a la hora de beber, también permite inclinar la copa cómodamente para ver el color del vino o agitarla para resaltar sus aromas sin que salte ninguna gota. Hay que tener cuidado con la colocación de los dedos, especialmente del meñique, para que no quede estirado hacia fuera. Es mejor colocarlo en la parte trasera del tallo.
Sostener la copa por el pie queda reservado, generalmente, a expertos catadores y sumillers, ya que de esta manera consiguen apreciar mejor la textura y el color del vino. Pero al contrario de lo que pasa si la sujetamos por el tallo, la copa tiene menos equilibrio y menos libertad de movimiento. Así pues, si estamos solo sosteniendo la copa mientras comemos o conversamos, podríamos sujetarla por el pie; mientras que a la hora de beber siempre tiene que sujetarse por el tallo. Aun así, como hemos mencionado, la sujeción por la base de la copa no es la más común y queda reservada sólo a los más expertos.
En conclusión, la manera correcta de sujetar la copa de vino por el tallo no se basa solo en una apreciación visual, sino que también recae en el objetivo de mejorar la experiencia de saborear un vino. Si sujetamos la copa por el tallo conseguiremos mantener la temperatura idónea del vino que vamos a tomar y podremos saborear con mayor precisión sus aromas y fragancias.
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